domingo, 27 de mayo de 2018

Última mirada

No hay mejor modo de ver que cosas se deben saldar, con el paso del tiempo, que teniendo una mirada completamente autónoma... mirar al lado y no ver más que un horizonte lejano, no una cara amigable, no una palabra de confort, no una caricia de confianza, mirar solo alrededor y ver tanto espacio, tanta oportunidades, tantos caminos...y preferir la soledad...

Es el mejor modo de afrontar los miedos, de ansiar la pureza del futuro, de comenzar de cero, de no tener sombras, de poder tener una mirada sincera, de abrazarse una misma por si sola, y encontrar por fin la forma y fondo, que al final nos define como ser, como persona.

He podido, en esta aventura rocosa y áspera, encontrarme el sentido, no hay nada más reconfortante que luego de tanto miedo, poder encontrar mi propio concepto, identificar cada uno de mis defectos, sin culpar a nadie, sin renegar a nadie de alguna culpa que quedó en el olvido, las enseñanzas son tan duras, pero mientras más duras, más profundo es el cambio.

No hay nada que ame más que un gran desafío, existen muchas turbulencias alrededor de mi camino hoy, pero cuando la base está solida y el ancla es certera, no hay desafío que sea más alto que el valor, más fuerte que el coraje, más resistente que la perseverancia, más grande que las esperanzas.

No hay nada más bello, que amar lo sencillo de la vida, amar todos los días de vida, amar el cielo, amar la lluvia, amar el calor y el frío, amar el sol, amar las nubes, amar el desierto y el mar...aveces nos encerramos tanto en cosas vanas y poco naturales, que no somos capaces de levantar minimamente la mirada, para ver toda la belleza que abarca el universo de cada uno, mientras más avanzo, más me encuentro con mi consciencia, con mi razón, el corazón está en calma, el espíritu más templado.

Nunca cambiaría mi esencia, ni mi ímpetu de amar profunda y completamente jamás, a todos, a todo, a cada etapa, a cada mirada, a cada sonrisa, al calor de mi hija, a cada gratitud, a cada caricia, a cada éxito, a cada carcajada. Ya no hay miedo, ni caretas, ni rencor, hay muchos defectos y pretextos si...pero que sería de la vida sin sus desafíos para hacernos cada día mejor!